Si bien como estado
unitario, Italia tiene una historia reciente, ha sido por más de tres mil años
sede de grandes civilizaciones que marcaron profundamente la evolución de la
cultura occidental. Cuna de la civilización etrusca y sede de importantes
centros históricos y culturales de la civilización griega (Magna Grecia), fue
luego centro del Imperio Romano, que por muchos siglos dominó el mundo
occidental.
La caída del Imperio
Romano (476 d. C.) significa el fin de una organización política, pero no de
una civilización. Italia fue invadida por pueblos de origen germánico que una
vez asentados en la península, asimilaron los elementos de una cultura romana
superior.
Sucesivamente, Italia se
incorporó al Sacro Imperio Romano fundado por Carlomagno (800 d. C.), que le
dio a Europa una nueva estructura política y social (el feudalismo). Además mantuvo
durante toda la Edad Media una posición de privilegio como sede del Papado y
centro de la cristiandad.
A fines del del siglo XI
se verificó en Europa una renovación económica, cultural y social que determinó
en Italia la civilización de las “Comunas”. Muchas ciudades italianas se
organizaron democráticamente y se tornaron autónomas con respecto al Imperio.
La civilización de las Comunas fue notablemente fecunda, ya fuera en el plano
económico y social, o en el plano cultural. Tómese como ejemplo la ciudad de
Florencia, que en el siglo XIV dio a la literatura los nombres de Dante,
Boccaccio y Petrarca.
Más tarde, el gobierno de
las Comunas se centralizó en manos de un “señor” que, una vez conseguido el
poder, solicitaba al Papa o al Emperador un reconocimiento legal para gobernar,
y que para lograr que su poder fuera hereditario, conseguía un título de
tradición feudal (duque o príncipe). Y así las “Señorías” se transformaron en
estados autónomos. Las más importantes fueron, entre otras, las de los Visconti
y los Sforza en Milán, la de los Medici en Florencia, de los Gonzaga en Mántua,
de los Montefeltro en Urbino, y la de los Este en Ferrara.
Durante los siglos XIV y
XV Italia se destacó una vez más en el plano cultural, dando origen al
RENACIMIENTO, que abrazó todos los aspectos de la vida: la política, la
literatura, el arte, las ciencias, las costumbres. Leonardo, Rafael, Miguel
Angel, Galileo, Maquiavelo, Ariosto, son algunos de los nombres representativos
de la época.
En el Renacimiento
italiano, período de grandes logros y cambios
culturales en Italia que se extendió desde finales del siglo XIV hasta
alrededor de 1600, constituyendo la transición entre la Edad Media y la
Europa moderna. Entre sus logros culturales destacan obras literarias de
escritores como Petrarca,Baltasar
de Castiglione y Nicolás
Maquiavelo, obras de arte de Miguel Ángel y Leonardo da
Vinci, y obras arquitectónicas, como la iglesia de Santa
María del Fiore en Florencia
y la Basílica
de San Pedro en Roma.
Dada su fragmentación, fue escenario de los intereses de
las potencias europeas durante los siglos XVI, XVII y XVIII, que llevaron a conflictos
tales como las Guerras italianas, la Guerra de Sucesión Española, el conflicto hispano-austriaco por las posesiones
napolitanas, así como de las guerras revolucionarias francesas y napoleónicas,
siendo el emperador Napoleón
I coronado primer rey de Italia el 23 de mayo de 1805, en
la catedral
de Milán. Aún hubo conflictos durante la primera
mitad del siglo XIX, cuando apareció el sentimiento nacionalista italiano que
desembocará en la Unificación
de Italia, materializada el 17 de marzo de 1861,
cuando los estados de la península
itálica y las dos Sicilias se unieron formando el Reino de Italia, el cual
sería organizado por el monarca Víctor
Manuel II, de la casa de Saboya, hasta entonces gobernante en Piamonte y rey
de Cerdeña. El
artífice de la unificación italiana, sin embargo, fue Camillo Benso, conde de Cavour,
el ministro en jefe del rey.
Políticamente Italia estuvo sujeta a los acontecimientos derivados de las luchas por la supremacía de las potencias europeas y fue frecuentemente invadida por ejércitos extranjeros.
Esta situación se prolongó
hasta la Revolución Francesa. Entonces las ideas de libertad y de igualdad
fueron difundidas por los ejércitos franceses de Napoleón que invadieron Italia
y modificaron su estructura política. En
esa época se definió, a nivel de conciencias individuales y ante la diplomacia
europea el “problema nacional italiano”. Comienza en 1800 el “Risorgimento” italiano,
movimiento que apuntaba a la creación de una Italia unida y libre de la
dominación extranjera.
Este proceso abarcó un
período de cincuenta años, conducido por un lado por las fuerzas políticas y
militares del Rey de Cerdeña y por el otro por las Sociedades Secretas como la
“Carbonería” y la “Joven Italia”, que difundían la idea de libertad y promovían
insurrecciones tendientes a realizar la unificación.
Protagonistas de la
política italiana en ese periodo fueron Giuseppe Mazzini y Giuseppe Garibaldi,
animados por ideales republicanos, y los Saboya (reyes de Cerdeña primero, y
luego de Italia) que tuvieron en el Ministro Camillo Benso di Cavour, a uno de
los mayores artífices de la unificación de Italia.
Luego de rebeliones y
guerras, Vittorio Emanuele II de Saboya reunió los diversos pequeños estados
italianos, fundando en 1861 el Reino de Italia, del cual, en 1870, fue
proclamada capital Roma.
Roma, por su parte, se mantuvo separada del resto de Italia
bajo el mando del Papa y no
fue parte del reino hasta el 20 de septiembre de 1870, fecha final de la
unificación. Luego se realizó un plebiscito en el
cual se eligió a Roma como la capital de dicho Reino. Fuera de sus límites sólo
quedaba el pequeño Estado de la República de San Marino. Se originó un conflicto con la Santa Sede, llamado la cuestión romana, por la independencia del Papa de la política italiana,
que solo se resolvió en 1929 con los Pactos
de Letrán. Por estos acuerdos, Italia cedía una exigua
parte de su territorio (laCiudad Leonina en
Roma y poco más) que dejaba a la soberanía del Papa.
La dictadura fascista de Benito Mussolini acaecida
en 1922 llevó al país a una alianza con la Alemania nazi y el Imperio
del Japón, lo que la condujo a la derrota tras la Segunda
Guerra Mundial. Durante el transcurso de esta guerra y en
los años posteriores, miles de italianos emigraron fuera del país teniendo
como destino principalmente Argentina, Chile, Bélgica, EE.UU., Francia y Alemania.
El 2 de junio de 1946, un referéndum sobre
la monarquía estableció
la república como sistema de gobierno italiano, adoptando el país una nueva
constitución el 1 de enero de 1948. Los
miembros de la familia real fueron llevados al exilio, por su relación con el
régimen fascista, hasta el 10 de noviembre de 2003, cuando pudieron regresar,
gracias a la modificación de la constitución por el parlamento italiano. Los Tratados de Roma de
1957 firmados por seis países europeos han hecho de Italia uno de los miembros
fundadores de la Unión Europea. Desde
finales de los años sesenta hasta principios de los ochenta se produjo un
período de insatisfacción por una situación político-institucional caótica que
se tradujo en violencia callejera y lucha armada, actualmente llamado Anni di piombo.
Finalmente, con la primera
guerra mundial, y una vez anexadas las regiones del Trentino y del Friuli y la
ciudad de Trieste, el territorio nacional se completó; y acabó por fijarse,
luego de los acuerdos internacionales sucesivos a la segunda guerra mundial en
las actuales fronteras.
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